TwentyFour Seven Yoga Mats

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Lo que aprendí sobre Yoga mi primer día de escalada

Nunca he sido amigo de las alturas. Está bien, los aviones no cuentan. En un avión todo se ve como una foto de Google Maps, casi no parece real. Uno está cómodamente sentado, hay una ventana con dos cristales de por medio...

Mi problema llega cuando la altura me mira a los ojos, cuando puedo sentir su aliento en mi rostro y el suelo me amenaza desde decenas de metros más abajo...vale, quizás sólo unos pocos metros más abajo, pero aún así...

Llegando a la zona de escalada vi a mi cuñado saludándome desde arriba del muro y supe que me ese día me esperaba una lección...y no sobre escalada precisamente.

Lo primero que percibí es, cuando tienes una meta desafiante que alcanzar (en esta ocasión, mi aterradora escalada de varios metros), es mejor centrarse en el siguiente paso que te llevará más cerca de ella. De lo contrario hay grandes probabilidades de acabar abrumado y paralizado (tal y como yo estaba pensando en lo alto de la pared, quiero decir...la meta). Así es que casco puesto, un poco de magnesio para las manos y a centrarme en buscar el primer apoyo...

Y luego el segundo. Muy bien, venga, otro más... El Yoga habla de abhyasa (esfuerzo continuado) y vairagya (desapego) para alcanzar la meta. Conforme iba escalando, el único modo de llegar más arriba era un esfuerzo paciente y constante. Esfuerzo para encontrar el siguiente punto donde colgar mi mano o apoyar mi pie, para empujar y tirar de mi cuerpo hacia arriba. Distraerme de mi cometido supondría caer. Bonito paralelismo, ¿verdad? Nada mejor para empapar los conceptos que una buena dosis de transpiración...y mejor no mirar abajo... bueno, lo justo para encontrar el siguiente soporte que te impulse más alto.

Más alto...El Yoga enseña a estar en el presente, la armonía entre el cuerpo y la mente. Y allí estaba yo, solo yo, mi cuerpo (vale, mi tenso cuerpo, concentración total por lo que más quieras, controla la respiración...controla la respiración para controlar la mente...relájate...concéntrate...) y la pared. Nada más importaba en ese momento, o iba para abajo. Lección de Mindfulness (atención plena) en curso...

Pero para ser honestos había algo más que mi cuerpo, la pared y la versión valiente de mí. Tenía la cuerda roja. Si todo lo demás fallara todavía tendría la cuerda roja. Sin confianza en la cuerda roja y en mi cuñado dándome valiosas instrucciones desde abajo habría fallado con total certeza.

Tal vez en algunos momentos estaba escuchándolo, o no tenía conciencia de que la cuerda estaba allí. Pero cuando las cosas se ponían difíciles de verdad...Entonces prestaba atención y la voz estaba allí:  "Tienes un soporte justo al lado de tu pie derecho", o simplemente sentía que la cuerda roja me aseguraba más fuerte. Conque escalando descubrí otra bonita metáfora. Ahora imagino el papel de Ishvara (Dios) en el Yoga como la cuerda roja de escalar.

Finalmente alcance la cima, miré hacia abajo (Uuuuuufff, mejor no...mira al horizonte, mira al horizonte) y pude experimentar esa sensación de logro y superación de mi miedo.

En mi próxima sesión de asanas recordaré mejorar mi sensación de estar totalmente en el momento, de armonía entre cuerpo y mente...después de todo...para eso es para lo que las practicamos ¿no?

Para mi vida fuera de la estera de Yoga, una nota mental: Concentrarme, concentrarme en el siguiente paso hacia mis objetivos. No dejarme distraer por el miedo y otras cosas que no son importantes. Tener fe. Relajarme y aclarar la mente antes de la siguiente decisión o me caeré. Y si me caigo, agarrarse a la cuerda roja, breve pausa, y a empezar a escalar otra vez.