Filosofía del Yoga: ¿O es tu mente la hija de…?

En nuestra última publicación en el blog “Es el Karma muy hijo de…?” concluíamos que las circunstancias de nuestras vidas, las cartas que nos reparten no pueden ser elegidas, pero que podemos jugarlas lo mejor posible para marcar la diferencia. También decíamos que el juego de cartas empieza en nuestra mente.

Y sí, por tópico que pueda sonar, la única cosa que de verdad podemos controlar es nuestra mente. Una mente descontrolada puede causarnos mucho más sufrimiento que cualquiera de los hechos que nos ocurren.

Es la mente la que le da significado a las cosas; quien por ejemplo nos hace repasar, una y otra vez, una experiencia dolorosa; quien modifica nuestro estado emocional y nuestro comportamiento.

Nuestros pensamientos moldean nuestro comportamiento y nuestras acciones y por lo tanto influyen en nuestro futuro.

Aún así no queremos controlar nuestra mente. Lo que queremos controlar es lo que nos pasa. ¿Qué hay de malo en ello? Bien, el problema es este:

No hacemos muchas de las cosas que deberíamos estar haciendo para moldear nuestro presente y nuestro futuro porque nos sentimos temerosos, perezosos, distraídos, ansiosos, tristes… ¿Y quién puede gestionar todo eso? ¡Exacto! Nuestra mente.

Aún peor, muchos de los acontecimientos que nos ocurren están totalmente fuera de nuestro control, lo único que podemos manejar es nuestra respuesta e interpretación de lo sucedido (así es que de nuevo de vuelta a la mente).

Y nuestra mente es realmente difícil de controlar, no estamos entrenados para ello. Estamos muy acostumbrados a gestionar nuestro cuerpo, lo hemos adiestrado desde que éramos bebés. Aprendimos a mover nuestros brazos, a agarrar cosas, a gatear, a andar, pero… ¿hemos aprendido a gestionar nuestra mente, nuestros pensamientos y emociones?

El Yoga es como esa persona que nos grita con un megáfono “¡Domina tu mente!”. Es sin embargo un compañero servicial, nos proporciona centenares de técnicas para lograrlo. Y aún así no lo entendemos, creemos que el Yoga simplemente nos pide que hagamos “figuras graciosas” con nuestro cuerpo.

No se nos puede culpar no obstante, perfeccionar como movernos, como controlamos nuestro cuerpo es relativamente fácil. Además podemos percibirlo con nuestros ojos pero, ¿dónde “puñetas” está nuestra mente en cualquier caso? ¿Podemos siquiera visualizar una mente bajo control?

A pesar de eso, el Yoga tiene las herramientas, está dispuesto a ayudar; tan pronto como le quitemos de encima la etiqueta de “deporte para flexibles” que le hemos colocado y estemos abiertos a escuchar todo lo que tiene que enseñarnos.