Filosofía del Yoga: ¿El karma es muy hijo de...?

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Sí, ¡yo también he estado ahí! Esas veces en las que todo parece que nos viene atravesado. En las que la vida se nos descontrola. ¿De verdad me lo merezco? Se pregunta uno. ¿Por qué? ¿Es qué el Universo conspira contra mí? ¿Será el karma?

En esos momentos uno empieza a repasar una y otra vez los hechos que nos perturban, intentando discernir qué podríamos haber hecho diferente, cómo podríamos haber evitado esto o aquello.

También intentamos controlar el futuro: si las cosas ocurrieran de tal o cual forma, las cosas serían como antes, o mejores…

El partido de “ping pong mental” está servido: de la tristeza por el pasado, a la ansiedad por el futuro y vuelta a empezar.

Pero las reglas del partido no son justas: el pasado no se puede cambiar, y el futuro no se puede controlar. El karma es uno hijo de…!

¿Lo es? Bueno, ciertamente la Teoría del Karma dice que existe un conjunto de acciones (karmas) que tendrás que experimentar durante tu vida (Prarabdha Karma), PERO, también existen tus respuestas a esas experiencias (llamadas Kriyamana Karma). En palabras menos técnicas, como decía Randy Pausch:

“No podemos cambiar las cartas que nos reparten, sólo decidir cómo jugamos nuestra mano”

 Y reflexionando sobre las palabras de Pausch nos daremos cuenta que las circunstancias no nos hacen realmente especiales, ¡es nuestra respuesta la que nos separa del montón!

Quizás que te toque la lotería parezca excepcional, pero en el mundo hay gente a diario ganando la lotería. Ahora, lo que hagas con el dinero, es lo que te diferencia.

Puedes estar en una relación estable y tener oportunidades de ser infiel. ¿Es eso normal? Claro que sí, ocurre a diario. Es cómo gestiones la situación lo que te hace diferente.

¿El conocimiento? Muchas personas comparten los mismos conocimientos. La diferencia es cómo lo usan.

Y yéndonos a los extremos, tristemente en el mundo, cada día hay muchas personas a las que se le diagnostica una enfermedad terminal. Pero la forma en la que Randy Pausch lo afrontó, convirtiéndose en un ejemplo para sus hijos e inspirando a otros a conseguir sus sueños y vivir una vida con propósito, demuestra que fue una persona excepcional (puede que quieras ver La última lección de Randy Pausch).

Así que por desgracia no podemos esperar que “el karma no sea un hijo de…”, o lo que es lo mismo, que la vida sea justa. Sólo podemos jugar nuestras cartas lo mejor posible para marcar la diferencia. Y el juego de cartas empieza en nuestra mente, pero eso es material para otro artículo.